(Extraído del número de Diciembre de Éxodo News)
- La flota humana procedente de la extinta Tierra ha llegado a un nuevo destino: el planeta Heldther. Tras reabastecerse tanto de provisiones como de recursos en Kepler y escapar de la poderosa criatura que se autodenominaba Heraldo de los Guardianes, la flota cree haber encontrado un puerto temporalmente seguro en este nuevo planeta. El contacto con los nativos ha resultado, por una vez, amistoso y estos humanoides tecnócratas han aceptado proporcionar una base de operaciones temporal a la flota argonauta a cambio de respetar su planeta y sus recursos naturales.
- Durante los 10 meses que los humanos y sus acompañantes alienígenas han permanecido en Heldther, el Gobierno de la Presidenta Jones ha dado prioridad absoluta a las reparaciones de la Moisés y las Mandamientos, al tiempo que en los muelles de la propia nave de clase Éxodo se comenzaba la construcción del fuselaje de una nueva Mandamiento que sustituya a la perdida Joel.
- Mientras los constructores trabajan sin descanso en semejante tarea, los científicos hacen lo propio para intentar devolver a su estado normal a todos aquellos valientes afectados por el toque de los espectros del pecio. En palabras del propio William Benjamin Vough, “se están volcando todos los recursos de los que podemos disponer en esta vital tarea. No os abandonaremos, amigos. Cabe recordar que la extraña afección de superlongevidad que padecen las víctimas no parece haber remitido con el tiempo y ya ha habido algunas muertes entre los ancianos más debilitados.
- En aras de incrementar en la medida de lo posible la moral de la flota, un movimiento ciudadano espontáneo ha comenzado hace poco a pedir que se celebre una onomástica por el aniversario de la muerte de la Tierra para honrar a todos los seres caídos. Aparentemente, el Gobierno civil está valorando llevarlo a cabo.
Por Lois O’Donell